El viaje a Ámsterdam había estado un poco
incómodo para Hazel Grace y Agustus. Peter Van Hounten, no era el Peter Van
Hounten que ellos pretendían encontrar. Sin embargo, Hazel y Agust llegaron a
Indiana, su hogar, con una sonrisa en su rostro. Ellos a pesar de la mala
actitud de Van Hounten, habían tenido la mejor experiencia de toda su vida.
Al pasar los días, Agust confiesa a Hazel
que el cáncer aún permanecía activo en
su cuerpo, por lo cual se sometería a
una serie de tratamientos de quimioterapias y muy pocas veces se verían durante
los siguientes días.
Seguían pasando las semanas, y la
enfermedad de Agust seguía creciendo y a la vez empeorando. Algunos días amanecía en el hospital y otros
en su casa. Su recuperación era muy poco probable.
Un mes luego de su viaje a Ámsterdam,
Agustus fallecío. Luego de una dura lucha, su enfermedad venció. Todos muy dolidos por su muerte, recordaban
los buenos momentos que pasaron junto Agust, las aventuras que vivió, las
bromas que contó, y las maravillosas cosas que logró. Hazel, sus padres y los
padres del difunto Agust, lloraron a su debido momento y se abrazaron en cuanto
más lo necesitaban.
Mientras el funeral y la despedida que
hicieron en honor a Agust, Hazel noto a alguien vestido indebidamente para la
ocasión, él era Peter Van Houten. Había viajado la mitad del mundo para despedirse de Agust, y para disculparse
con Hazel. Aunque Hazel no muy convencida las acepto y logro entender porque él
se había comportado de esa manera.
Y así termina este increíble libro que nos
muestra una realidad de la vida y las emociones como ningún otro. Nos enseña
que aunque la vida parezca no valer mucho, es una fuente inevitable de
emociones, sentimientos e ideas. Por eso tenemos que tener nuestro corazón y
mente abierto para ayudar y recibir personas que van a ser de bien en nosotros, y
algunas veces nosotros seremos esas personas.
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